Y podría haber pagado mi sentencia de muerte en ese preciso momento, cuando te besé y sentí que ya no quedaba más por hacer, mí vida no solo era mía, sino que se hacía cada vez más parte de ti.
Juraría que hasta ahí...
jamás había sabido lo que era amar de verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.